Leer libros sobre la vida y estar de acuerdo es fácil, pero poner en práctica las creencias o teorías no es tan simple, tienes que agarrarte a las trompadas con tu ego a cada rato, machacarte e intentarlo, sin importarte el riesgo que se corre, ya que el resultado final, el que estas buscando, vale la pena.
Entonces saltas desde el precipicio con tu fe en el universo como paracaídas, durante la caída no sabes si te vas a reventar contra el piso o si al final vas a aterrizar como un ave experimentada. Todo lo que tienes que hacer durante la caída es tener fe de que el aterrizaje será perfecto dentro de lo imperfecto… Y al final, no te reventas contra el piso, al final aterrizas y hasta te sorprendes de lo fácil y bien que fue…. Entonces el sol brilla de otra forma y hasta los árboles, las flores, el cielo y toda la naturaleza te sonríe.
El universo está conspirando contigo, te invita a la aventura y se regocija contigo cuando te animaste y al final te das cuenta que valió la pena! Claro que el secreto de todo esto está en lo que uno considera el aterrizaje perfecto…. o si! ahí está el truco! el aceptar que el aterrizaje no siempre será de la forma que uno espera, sino que será lo que tenía que ser, entonces es cuando lo imperfecto se transforma en perfecto, ya que somos capaces de mirar el resultado desde una perspectiva diferente donde apreciamos el resultado en su totalidad y finalmente entendemos el porqué el universo nos guiña un ojo divertido, cuando nosotros nos quedamos con cara de tontos mirando la distancia que saltamos y sin creernos que lo hicimos y donde estamos.
¡Cómo nos olvidamos de vivir la vida! ¡Como caminamos por ella a las apuradas sin mirar cómo ni donde realmente queremos llegar! ¡Como actuamos como caballo de noria, acostumbrados a la rutina que nos hemos auto impuesto por miedo a intentar algo diferente!
Esa es la lucha continua que tengo conmigo todos los días y a cada rato, salte de la noria y no quiero volver a subirme. El problema es que uno ya esta medio acostumbrado y hay veces que la inercia te lleva de regreso, entonces te tienes que dar un sacudón y volver a salirte de la rutina. Ojo no digo que tengas que hacer todos los días algo diferente, sino que todos los días tienes que hacer lo mismo de forma diferente y disfrutarlo en su totalidad. No tienes por qué hacer las cosas porque hay que hacerlas, porque entonces las haces amargado y de mala cara, deseando que se pasen la horas así luego puedes realmente hacer lo que te gusta, cosa que luego tampoco haces, porque de seguro que estas resentido y se te fueron las ganas de hacerlo. Luego llegas a tu casa con “cara de culo” y le ladras a todo el que se te pone adelante. Al final te amargaste el día, lo que fue, lo que es y lo que será.
¿Qué pasa si cambiamos eso? ¿Qué pasa si en vez de poner mala cara y pocas ganas a la rutina, tratamos de disfrutarla, tratamos de divertirnos con ella, tratamos de vivirla como si fuera el último minuto que nos quedara de vida?
¿Qué pasa si dejo de vivir como si hubiera un mañana y vivo como si solo hubiera un ahora? Lo que pasa es que te ves sonriendo a cada rato, te sientes más seguro, la vida te parece fantástica, aunque el resto te vea rodeado de desgracias y se queden perplejos de verte tan despreocupado.
A todos nos gusta lo que es “seguro” y nos negamos a ver que nada es “seguro”, nos atamos a un trabajo que no nos gusta porque este nos brinda dinero a fin de mes, el cual nos permite pagar los gastos mensuales. Nos resignamos a ir con cara de culo en la noria de la vida porque es “seguro”.
Pero un día la noria tiene un imperfecto y deja de funcionar, entonces nos enloquecemos y nos decimos a cada rato: “Esto no me puede estar pasando! Que voy a hacer ahora?” Nos estresamos, deprimimos y se nos van las ganas de vivir. La noria se paro y no nos queda otra que bajarnos y esto da un miedo terrible, es como caminar en las tinieblas sin saber a dónde vamos a ir a parar. Nos entra un sudor frió y el miedo nos paraliza, pero el instinto de supervivencia nos empuja a buscar nuevas cosas.
Algunos buscaran otra noria donde subirse y regresar a su “seguridad”, otros apreciaran el tambaleo y decidirán saltar al precipicio de la vida y empezaran a divertirse a pesar de que el resto lo llamen “locos”. Y bueno, que te puedo decir de mi? Que estoy contenta de estar en el grupo de los “locos”, contenta de estar viva en este preciso instante, y ….
¡disfrutando cada instante como si fuera el ultimo que me queda!
Entonces saltas desde el precipicio con tu fe en el universo como paracaídas, durante la caída no sabes si te vas a reventar contra el piso o si al final vas a aterrizar como un ave experimentada. Todo lo que tienes que hacer durante la caída es tener fe de que el aterrizaje será perfecto dentro de lo imperfecto… Y al final, no te reventas contra el piso, al final aterrizas y hasta te sorprendes de lo fácil y bien que fue…. Entonces el sol brilla de otra forma y hasta los árboles, las flores, el cielo y toda la naturaleza te sonríe.
El universo está conspirando contigo, te invita a la aventura y se regocija contigo cuando te animaste y al final te das cuenta que valió la pena! Claro que el secreto de todo esto está en lo que uno considera el aterrizaje perfecto…. o si! ahí está el truco! el aceptar que el aterrizaje no siempre será de la forma que uno espera, sino que será lo que tenía que ser, entonces es cuando lo imperfecto se transforma en perfecto, ya que somos capaces de mirar el resultado desde una perspectiva diferente donde apreciamos el resultado en su totalidad y finalmente entendemos el porqué el universo nos guiña un ojo divertido, cuando nosotros nos quedamos con cara de tontos mirando la distancia que saltamos y sin creernos que lo hicimos y donde estamos.
¡Cómo nos olvidamos de vivir la vida! ¡Como caminamos por ella a las apuradas sin mirar cómo ni donde realmente queremos llegar! ¡Como actuamos como caballo de noria, acostumbrados a la rutina que nos hemos auto impuesto por miedo a intentar algo diferente!
Esa es la lucha continua que tengo conmigo todos los días y a cada rato, salte de la noria y no quiero volver a subirme. El problema es que uno ya esta medio acostumbrado y hay veces que la inercia te lleva de regreso, entonces te tienes que dar un sacudón y volver a salirte de la rutina. Ojo no digo que tengas que hacer todos los días algo diferente, sino que todos los días tienes que hacer lo mismo de forma diferente y disfrutarlo en su totalidad. No tienes por qué hacer las cosas porque hay que hacerlas, porque entonces las haces amargado y de mala cara, deseando que se pasen la horas así luego puedes realmente hacer lo que te gusta, cosa que luego tampoco haces, porque de seguro que estas resentido y se te fueron las ganas de hacerlo. Luego llegas a tu casa con “cara de culo” y le ladras a todo el que se te pone adelante. Al final te amargaste el día, lo que fue, lo que es y lo que será.
¿Qué pasa si cambiamos eso? ¿Qué pasa si en vez de poner mala cara y pocas ganas a la rutina, tratamos de disfrutarla, tratamos de divertirnos con ella, tratamos de vivirla como si fuera el último minuto que nos quedara de vida?
¿Qué pasa si dejo de vivir como si hubiera un mañana y vivo como si solo hubiera un ahora? Lo que pasa es que te ves sonriendo a cada rato, te sientes más seguro, la vida te parece fantástica, aunque el resto te vea rodeado de desgracias y se queden perplejos de verte tan despreocupado.
A todos nos gusta lo que es “seguro” y nos negamos a ver que nada es “seguro”, nos atamos a un trabajo que no nos gusta porque este nos brinda dinero a fin de mes, el cual nos permite pagar los gastos mensuales. Nos resignamos a ir con cara de culo en la noria de la vida porque es “seguro”.
Pero un día la noria tiene un imperfecto y deja de funcionar, entonces nos enloquecemos y nos decimos a cada rato: “Esto no me puede estar pasando! Que voy a hacer ahora?” Nos estresamos, deprimimos y se nos van las ganas de vivir. La noria se paro y no nos queda otra que bajarnos y esto da un miedo terrible, es como caminar en las tinieblas sin saber a dónde vamos a ir a parar. Nos entra un sudor frió y el miedo nos paraliza, pero el instinto de supervivencia nos empuja a buscar nuevas cosas.
Algunos buscaran otra noria donde subirse y regresar a su “seguridad”, otros apreciaran el tambaleo y decidirán saltar al precipicio de la vida y empezaran a divertirse a pesar de que el resto lo llamen “locos”. Y bueno, que te puedo decir de mi? Que estoy contenta de estar en el grupo de los “locos”, contenta de estar viva en este preciso instante, y ….
¡disfrutando cada instante como si fuera el ultimo que me queda!
© 2009 Gabriela Abalo Author
No comments:
Post a Comment