Vivimos en un mundo que cambia constantemente, cada minuto, segundo, milisegundo es diferente, toda cambia, nada es lo que era ni es lo que será. ¿Entonces porque nos empecinamos en querer vivir en contra de esta ley universal?
Presta atención por unos días al camino que haces de tu casa a la oficina. Si miras con atención, realmente mirando, tomando consciencia de todo lo que ves, notaras que nada es igual todo cambia. Pero tú no lo notabas ya que recorrías todos los días el mismo camino sin realmente prestar atención, haciendo oídos sordos a lo que el universo humildemente te estaba mostrando.
Todo lo que tenemos que hacer es mirar con atención, mirar con todos nuestros sentidos, mirar con el alma y entonces recordar que todo cambia, incluso nosotros cambiamos aunque lo hagamos de forma inconsciente. El cambio depende de nosotros, depende de cuan consciente estemos cuando estamos mirando. Solo tú puedes hacer la diferencia…
Hasta la planta que tienes en el balcón de tu casa cambia constantemente, se regenera, experimenta, se divierte, calladamente sin hacer ruido, porque es parte de su proceso natural. No ha sido “educada” para tenerle miedo a los cambios, a las diferencias.
Esa planta está en armonía consigo misma, no tiene pasado, no tiene futuro, tiene un ahora, y ese ahora es lo que vive. No deja de crear una nueva hoja, porque hace tres días atrás le arrancaron una hoja. No dice… tengo miedo de crear una nueva hoja… ¿qué pasa si me la vuelven a arrancar?
La planta no tiene tiempo ya que el tiempo no existe, así que se dedica a crearse a cada instante como si fuera el último, sin un pasado condicionante ni un futuro probable. Simplemente “es”.
Aventúrate, vive tu vida como esa planta, créate a tu manera, sin miedos, sin barreras, sin penas. Vive cada momento como si fuera el ultimo.
© 2009 Gabriela Abalo Author
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